¿Fuimos demasiado rápido, demasiado lejos, demasiado pronto? Desde hace unos meses, esta pequeña música ha ido en aumento en Suecia. Cuestiona el lugar de las pantallas y la tecnología digital en las escuelas del reino, cuestionada por los profesionales de la salud.
El 15 de mayo, la ministra de Escuelas, Lotta Edholm, reaccionó enterrando la estrategia de la agencia nacional para la educación escolar (Skolverket) a favor de la búsqueda de lo digital, presentada en diciembre de 2022. En ese momento, ya, la ministra había expresado sus dudas, en una columna publicada por el diario Expresar, 21 de diciembre. Describió el uso de la tecnología digital en las escuelas suecas como«experimentación» y estaba molesto por “la actitud acrítica que casualmente consideraba buena la digitalización, cualquiera que fuera su contenido”, conducir a «el distanciamiento» del libro de texto escolar, que recordó tenía «beneficios que ninguna tableta puede reemplazar».
Para remediarlo, el Gobierno de centroderecha ha anunciado que liberará 685 millones de coronas (60 millones de euros) este año y 500 millones (44 millones de euros) anuales en 2024 y 2025, para acelerar la vuelta de los libros de texto a las escuelas. “Es parte del regreso de la lectura a la escuela, a expensas del tiempo de pantalla”, explicó el ministro. Objetivo: garantizar un libro por alumno y por asignatura.
Este ya no es el caso hoy. Durante los últimos quince años, las pantallas han reemplazado a los manuales. De la Universidad, Sobre todo, los estudiantes pasan cada vez más tiempo frente a las computadoras, generalmente provistas por el establecimiento: independientemente de las materias, deben conectarse a Internet, para buscar información en línea, guardar una tarea o hacer sus revisiones.
“Democracia e Igualdad”
Sin embargo, no hay estadísticas sobre cuánto tiempo pasan los jóvenes suecos frente a una pantalla en la escuela. Varía de un establecimiento a otro, y depende de los docentes, de su interés por la tecnología digital y de su nivel de formación, que fluctúa de un municipio a otro, dependiendo del compromiso económico de los municipios. A principios de diciembre de 2022, en una encuesta de 2000 docentes realizada por su sindicato, casi uno de cada cinco docentes en promedio creía que sus alumnos rara vez o nunca escribían a mano. En la universidad, eran el 35,3% de los docentes y el 56,8% en la secundaria.
En su cruzada contra las pantallas, el Ministro de Escuelas las responsabilizó del declive de las habilidades lectoras y comprensivas de los jóvenes suecos, destacado por el estudio «Progress in international reading Literacy» (Pirls), realizado en cincuenta y siete países y publicado el 16 de mayo; sin embargo, su nivel se mantiene por encima de la media europea. También se debe, según ella, a la omnipresencia de las pantallas que los alumnos hayan perdido el hábito de la lectura, que los profesores utilicen mimeógrafos (por falta de libros de texto) y que los padres sean incapaces de ayudar a sus hijos.
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