PAGnuestro rostro a los males de la sociedad, la escuela es cada vez más en la demanda. Si es sobre todo el lugar del despertar, del aprendizaje y de la emancipación a través del conocimiento, no puede haber éxito para los alumnos con mala salud. O, por la propia confesión de los docentes y de toda la comunidad educativa, a nuestros niños no les va bien.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la salud escolar alcanzó su punto máximo para hacer de la escuela una comunidad protectora para los jóvenes con el alma herida. En 2023 se declara nuevamente el estado de emergencia sanitaria en la escuela.
Al final de la crisis de la pandemia, en un contexto de tensiones geopolíticas y ambientales que juegan en la moralidad de nuestra sociedad, muchos testimonios reportan problemas de salud mental, desde edades tempranas. El malestar entre los jóvenes se traduce en un aumento significativo de los trastornos ansioso-depresivos, la ideación suicida e incluso los intentos de suicidio, como se ha señalado recientemente Public Health France, en un artículo publicado en febrero.
La violencia intrafamiliar y las conductas sexuales de riesgo jalonan todos los reportes, en todos los establecimientos y en todos los ambientes sociales. El sedentarismo y los altos precios de los alimentos ponen en riesgo de obesidad a las familias más pobres.
Las adicciones se siguen renovando con ingenio. L’usage de la cigarette a décru, mais il est remplacé par le fléau des vapoteuses jetables et, bien sûr, par l’usage de plus en plus précoce des drogues récréatives, comme le cannabis, pour lequel une vraie politique de prévention reste au punto muerto.
Muchas patologías
Debemos volver a poner la prevención en el centro de nuestras políticas escolares. Esta brillante intuición de los padres fundadores de nuestra escuela, que consistía en combinar la salud con el aprendizaje de los conocimientos fundamentales, se ha ido desvaneciendo. Son innumerables las alertas sobre la medicina escolar que pende de un hilo y la buena voluntad de profesionales apasionados.
A pesar de los recursos presupuestarios que nunca han flaqueado en los últimos años, los médicos y enfermeras escolares, psicólogos y trabajadores sociales, que constituyen los pilares de la política de salud escolar, luchan por dar respuesta a las numerosas patologías que presentan los estudiantes de hoy. Por tanto, es necesario tener el coraje de retomar de frente la gestión de la salud en la escuela dejando de lado los corporativismos que con demasiada frecuencia han justificado el informe de cualquier reforma.
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