Debido a la complejidad del sistema electoral, las elecciones presidenciales estadounidenses pueden, en el peor de los casos, durar varios días. Al comienzo de este noveno episodio de la cuarta temporada de Sucesiónque tiene lugar al día siguiente de la votación, el nuevo presidente aún no ha sido designado oficialmente, aunque ATN, el canal propiedad de la familia Roy, ha dado una ventaja al conservador saliente, Jeryd Mencken, al declararlo vencedor frente a toda la ética periodística.
El ambiente es eléctrico en Manhattan, y mientras los Roy se visten para el funeral de su padre -fallecido seis episodios antes- las tiendas están tapiadas y la ex mujer de Kendall priva a sus hijos de un último homenaje a su abuelo, preocupada por la Protestas anti-Mencken y anti-ATN se forman en la ciudad. Kendall, incrédulo, no quiere ver su responsabilidad en todo esto, aun cuando su fiel asistente, Jess, le hace entender que ya no quiere trabajar con él.
Es en este particular ambiente que se desarrolla la ceremonia de despedida de Logan Roy, y es también la despedida de la serie (cuyo episodio final se transmitirá el lunes 29 de mayo) que se prepara. Obviamente nada sale como estaba previsto en la iglesia, pues ni siquiera frente al ataúd de su padre, los Roy saben cómo unirse. Connor, como es habitual, intenta jugar en solitario pero el hermano de Logan (James Cromwell, que encarnó maravillosamente la mala conciencia del patriarca durante cuatro temporadas) será el primero en jugar al aguafiestas subiendo al podio sin invitación para recordar la falta de sentido moral. del difunto
Mausoleo un poco megalómano
Román, encargado de pronunciar el elogio, sólo dejará escapar un hilo de voz antes de desplomarse, paralizado por la desaparición de ese hombre a quien tanto deseaba complacer. Fiel a su estilo, Kendall aprovecha la oportunidad para tomar el micrófono y rinde un vibrante tributo al capitalismo constructor de su padre, y su discurso está dirigido tanto a Mencken como a Matsson, quienes se encuentran entre los invitados. Totalmente animado, se afirma a sí mismo como el heredero natural de su padre.
En la sala también está Caroline, la madre de los Roy, el monstruo de la frialdad en el que quizás habría que ver el origen del cinismo de los niños, más que en el carácter volcánico de su padre. También está Marcia, la esposa de Logan, su amante Kerry y luego Sally-Anne, otra ilegítima de la época de Caroline. Las cuatro mujeres, apretujadas en la misma fila, dan una imagen conmovedora de lo poco que consideraba Logan Roy a quienes compartían su vida. «Él podría ser duro con las mujeres»Shiv testifica en su discurso, y sus palabras de niña son las únicas que suenan verdaderas y sinceras en esta iglesia.
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